Pioneros de la edición fotográfica.
Uno de los primeros experimentadores en estas lides de los
que se tiene constancia fue el fotógrafo de origen sueco Oscar Rejlander, que vivió casi toda su vida en la
Inglaterra victoriana.
En la década de 1850,
Rejlander aprendió la técnica
conocida como colodión húmedo, un proceso fotográfico, a la sazón incipiente,
que produce una imagen en negativo en un soporte transparente, normalmente un
cristal.
Rejlander fue muy criticado por sus fotomontajes, dirección
de fotografía y el uso de modelos desnudos. Compuso esta foto de 32 tomas
diferentes y lo llamó “los dos caminos de la vida” en 1857.
Henry Peach Robinson,
fotógrafo pictorialista especializado en fotomontajes con múltiples negativos.
Utilizaba la técnica
de impresión combinada para crear su obra ‘Fading Away’ (‘Debilitarse’). Este
procedimiento consiste en el uso de dos o varios negativos fotográficos en
conjunción con otro de fondo para generar una sola imagen en positivo. ‘Fading
Away’ una macabra escena victoriana de un lecho de muerte. Robinson tuvo que
dejar de hacer fotografías y cerrar su estudio cuando contaba sólo con 34 años;
la exposición prolongada a productos químicos fotográficos muy tóxicos había
arruinado su salud.
Entre 1885 y 1915, el movimiento fotográfico conocido como “Pictorialismo”.
Los pictorialistas creían que la única buena fotografía era
aquella que había sido manipulada.
En aquella época se alteró y se retocó cada foto mediante la
reducción o eliminación de enfoque nítido, la impresión en colores distintos al
blanco y negro, o la adición de elementos extraños a las imágenes, como
pinceladas.
La fotografía
de George Seeley, ‘The black bowl’ (‘El llanto negro’), de 1907, es un buen
ejemplo de una imagen manipulada pictorialista.
Asimismo, la obra
titulada ‘Artículos eléctricos para el hogar’ (1949), primer fotomontaje,
onírico y surrealista, de la serie ‘Sueños’ de Grete Stern, diseñadora y
fotógrafa alemana radicada en Argentina, se enclava ya en el movimiento
modernista, que no comulgaba con las tesis de los “pictorialistas”, pero no por
ello obviaba las manipulaciones más evidentes.
En la década de los años treinta, otro fotógrafo modernista,
el famoso artista estadounidense conocido como Man Ray, era el fotógrafo y el
artista arquetípico de la época, siempre deambulando por ahí con los escritores
de la Generación Perdida como Ernest Hemingway, con artistas surrealistas como
Salvador Dalí y con periodistas fotográficos como Robert Capa. Las mujeres era
uno de sus temas favoritos, y, tal vez por eso, su fotografía más famosa y más copiada
es ‘Le violon d ‘Ingres’ (‘El violín de Ingres’)
Este montaje es una parodia de los retratos de damas que
hacía el pintor Jean-Auguste Ingres. En él aparece el torso desnudo de la
cantante de cabaré Kiki de Montparnasse, presentada como un instrumento
musical, con los agujeros de sonido de violín en forma de efe minúscula en su
espalda.
Hoy día, fotógrafos como Jerry Uelsmann se han
convertido en la imagen analógica de los antiguos retoques en la actualidad.
Uelsmann sigue siendo un trabajador de cuarto oscuro con increíbles
habilidades, conocido sobre todo por sus montajes en blanco y negro,
asombrosamente realistas para las antiguas técnicas que utiliza, y de carácter
profundamente imaginativo y onírico.





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